El segundo encuentro con los Misioneros de la Misericordia con el Papa Francisco, organizado por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, tuvo lugar del 8 al 11 de abril.
En este encuentro que tuvo lugar dos años después de la institución de este Ministerio especial durante el Jubileo de la Misericordia, participaron más de 550 Misioneros de la Misericordia, procedentes de los 5 continentes.
Durante estos días, los misioneros escucharon las catequesis, ofrecieron testimonios sobre las actividades pastorales llevadas a cabo en sus diócesis y celebraron el sacramento de la Reconciliación, el corazón de este ministerio especial que el Papa les ha confiado.
Cabe anotar, que el 16 de febrero de 2016, El Papa envió a más de 1000 sacerdotes, Misioneros de la Misericordia, durante el Año Jubilar para ser “signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón” y “confesores accesibles, amables, compasivos y atentos especialmente a las difíciles situaciones de las personas particulares”, y que dicha figura, quedó descrita en la bula del Santo Padre.
Dentro del discurso que el Papa pronunció en el encuentro con los misioneros de la misericordia, queremos traer a colación algunas de las reflexiones, que en la misma voz del Papa, ayudan a sostener mejor la responsabilidad que se ha puesto en manos de ellos, y para que el ministerio de misericordia que están llamados a vivir de una manera especial se exprese de la mejor manera, de acuerdo con la voluntad del Padre que Jesús.
- La benevolencia, el consuelo, la cercanía, la promesa del amor eterno son expresiones que pretenden expresar la riqueza de la misericordia divina, sin agotarla solamente en un aspecto.
- El mensaje que llevan como embajadores en nombre de Cristo es hacer las paces con Dios. Su apostolado es un llamado a buscar y recibir el perdón del Padre. Dios necesita hombres que lleven al mundo su perdón y su misericordia. Es la misma misión que el Señor resucitado dio a los discípulos después de su Pascua: “Jesús les dijo otra vez:” ¡La paz sea con vosotros! Como el Padre me envío, también yo os envío “. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”(Jn 20: 21-23).
- Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, y el primero de ellos soy yo. Y si encontré misericordia, fue para que en mí primeramente manifestase Jesucristo toda su paciencia”. En este sentido, los ministros no se colocan por encima de los demás como si fueran jueces de los hermanos pecadores. Un verdadero misionero de misericordia se refleja en la experiencia del Apóstol: Dios me ha elegido; Dios confía en mí; Dios ha puesto su confianza en mí llamándome, a pesar de ser un pecador, para que sea su cooperador para que haga real, eficaz y concreta su misericordia.
- Siempre debemos reiterar, pero especialmente con respecto al sacramento de la Reconciliación, que la primera iniciativa es del Señor; es Él quien nos precede en el amor, pero no de forma universal: caso por caso. En cada caso El precede, con cada persona. Por esta razón, la Iglesia ” sabe adelantarse, -tiene que hacerlo- sabe tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos.