El martes 10 de abril, en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco presidió la Santa Misa con los Misioneros de la Misericordia de los cinco continentes, en la que le recordó, entre otras cosas, que los misioneros son confirmados en la misión de ofrecer a todos los signos de Jesús elevado de la Tierra, para que la comunidad sea signo e instrumento de unidad en medio del mundo”
En su homilía, el Santo Padre, comentando el Libro de los Hechos de los Apóstoles, dijo que ellos daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y señaló que es precisamente de la Resurrección de Jesús, de donde deriva el testimonio de los discípulos y, a través de esto, son generados la fe y la vida nueva de los miembros de la comunidad, con su genuino estilo evangélico.
Retomando las lecturas del día, Francisco anotó que éstas hacen emerger dos aspectos inseparables: el renacer personal y la vida de la comunidad.
Respecto al renacer personal, el Papa Francisco recordó a los Misioneros de la Misericordia que, quien es llamado a dar testimonio de la Resurrección de Cristo debe él mismo, en primera persona, “nacer de lo alto”. De lo contrario, termina convirtiéndose como Nicodemo que, a pesar de ser maestro en Israel, no entendía la lógica de Dios, que es la lógica de la gracia de la misericordia, por la cual quien se hace pequeño es grande, quien se hace último es el primero, quien se reconoce enfermo es curado.
Ser testigos en medio de la comunidad: Esto quiere decir, ser sacerdotes capaces de elevar en el desierto del mundo el signo de la salvación, es decir, la Cruz de Cristo, como fuente de conversión y de renovación para toda la comunidad y para el propio mundo; una comunión que se convierta, como sucedió con la primera comunidad de discípulos, en un intercambio concreto de bienes, de modo que “todo es común el uno al otro” y “ninguno de ellos es necesitado”.
Antes de concluir su homilía, el Papa Francisco invitó a los Misioneros de la Misericordia a salir de este encuentro con la alegría de ser confirmados en el Ministerio de la Misericordia. Confirmados, sobre todo en la grata confianza de ser ustedes los primeros llamados a renacer siempre de nuevo “desde arriba” del amor de Dios. Y al mismo tiempo confirmados en la misión de ofrecer a todos la señal de Jesús “elevado” de la Tierra, porque la comunidad sea signo e instrumento de unidad en medio del mundo.
Tomado de Radiovatican.va